viernes, 18 de febrero de 2011

The Inception: la gran promesa del Oscar

"¿Sabes qué puede ser más peligroso que un virus? Una idea", es una de las frases que nos deja esta megaproducción a cargo de Christopher Nolan y Emma Thomas, en la que se invirtió 160 millones de dólares. The Inception (o El origen, como la tradujeron en nuestras salas de cine) es una historia que combina acción policial, espionaje, drama y tecnología.

Desde el punto de vista de la producción, es una de las películas más complejas de los últimos años. Con locaciones en Tokyo, París, Marruecos y Reino Unido, la historia pone en escena una espléndida actuación de Leonardo Di Caprio, quien ya nos había dado campanadas de buen detective en Shutter Island. Leo interpreta a Dom Cobb, un ladrón de ideas, especialista en robar contenidos del subconciente de sus víctimas, penetrando en él a través del sueño. Dom, que ha perdido a sus esposa y a su familia debido a su inefable forma de ganarse la vida, deberá completar una última y casi imposible misión antes de recuperar su vida pasada.


La misión final que se le ha encargado a Cobb no tiene nada que ver con robarse una idea. Más bien es lo inverso: esta vez, tendrá que plantarla, tan hondo, que la víctima deberá confundir la nueva idea con una creación espontánea de su mente. Para eso, Cobb y sus secuaces deciden atravesar hasta tres niveles de profundidad del sueño: el primero de ellos transcurre en una ciudad lluviosa en la que son perseguidos por un escuadrón de paramilitares; el segundo se desarrolla en un hotel de lujo, mientras que el tercero los traslada hasta una fortaleza rodeada de montañas nevadas. 

En cada uno de estos "layers", el trabajo de fotografía y el manejo de los planos es simplemente alucinante. Los hechos se desenvuelven con un dinamismo tal que el espectador no puede -ni debe- desprenderse de la pantalla "in order to" ir decodificando el desarrollo de la historia.

Page y Di Caprio, abriéndose paso en algún nivel del sueño
A medida que Cobb y su equipo se van aproximando al objetivo, se verán obligados a internarse en otros niveles aún inferiores, de manera que la historia se convierte en una suerte de travesía dantesca.

Aparte de la de Di Caprio, también da la hora la convincente performance de Joseph Gordon-Levitt, el talentoso actor californiano, en el papel de Arthur, mano derecha de Dom Cobb. Esta promisoria figura hollywoodense seguirá dando mucho de que hablar en el ambiente cinematográfico.

Gordon-Levitt, un personaje clave en la historia

Muchos han dicho que la película se convierte, por momentos, en una historia indescifrable. Y lo han dicho con razón, pues su comprensión exige la interiorización plena de las "reglas de juego" expuestas por Nolan al comienzo de su película a través de ágiles diálogos que sostiene Cobb con una arquitecta novata a quien contrata para que le ayude a construir el universo de cada sueño.

Lo que ocurre -y me permito especular en este punto- es que resulta difícil prestar atención a estos diálogos debido al poderoso magnetismo ejercido tanto por Di Caprio como por Ellen Page (quien interpreta a la arquitecta).

The Inception es una película compleja precisamente porque cada parte es imprescindible en la constitución del todo. No se puede pasar por alto un solo diálogo, ni una sola pista; la trama discurre tan rápidamente como un tobogán recto; las actuaciones son todas dignas de reconocimiento; la propuesta visual, inigualable.

Por la carga emocional, una de las mejores escenas de la película
Por eso sostengo que si hay una película oscarizable, esa es The Inception. Me recuerda mucho a la época en que se hizo Matrix (otra propuesta revolucionaria que luego se convertiría en un éxito de taquilla), al principio muchos no ponderaron la influencia que este filme tendría en las producciones futuras; sin embargo, el tiempo acabó dándole la razón a los hermanos Wachowsky.

Mi voto va hacia esta película, no me cabe ninguna duda al respecto, pase lo que pase este 27 de febrero en el Kodak Theatre.

Ya veremos.

¿Qué pasará cuando deje de rodar la perinola?

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