domingo, 25 de diciembre de 2011

Midnight in Paris: la última obra maestra de Allen


Hacia mediados de 1920, París era aún el centro del mundo. Eran los tiempos en que Citröen ponía en jaque a Ford; los intelectuales del mundo recorrían los pasillos del reputado Salón de Otoño. En los cabarets, se lloraba el ocaso de Erik Satie o las andanzas perdularias de Isadora Duncan. Los artistas “anónimos” que llegaban a la mítica Ciudad luz en busca de un mejor destino, como nuestro poeta universal César Vallejo, buscaban un rincón cálido de la ciudad donde pernoctar. En algunos hogares y negocios, ya se oía el rumor lluvioso de un nuevo invento: la radio.
Es en este contexto en que discurre la historia que hoy nos ocupa. Midnight in Paris (o Medianoche en París) es una comedia dirigida por Woody Allen, un veterano de mil batallas cinematográficas, algunas de las cuales no podemos dejar de recordar: Annie Hall (Óscar a Mejor director y Mejor guión original en 1977), Manhattan (premio César a Mejor película extranjera en 1980), La rosa púrpura de El Cairo (Premio BAFTA a Mejor película y Mejor guión original en 1985), Match Point (premio Goya por Mejor película europea en 2006).

Quienes creen que se trata de una vulgar comedia romántica, terminarán jalándose de los cabellos
Quienes llevamos ya dos décadas o más viendo el cine de Allen sabemos que existen cuatro elementos comunes en la mayoría de sus filmes: la ironía, el romance, los enredos situacionales y una dosis de ciencia ficción. Precisamente, Medianoche en París es la historia de un escritor insatisfecho que consigue hacer realidad el sueño de toda su vida: viajar 90 años hacia el pasado, al encuentro de aquellos personajes a quienes siempre admiró: Ernest Hemingway, Scott Fitzgerald, Cole Porter, Salvador Dalí, Man Ray, Gertrude Stein, T. S. Eliot, Henri Matisse, entre otros “monstruos” de la época. 
Una graciosísima aparición de Adrien Brody, como el excéntrico Salvador Dalí
La apacible estadía en París de Inez y Gil, una joven pareja de novios estadounidenses, se convertirá en una suerte de tragedia cuando éste, hechizado no se sabe por qué conjuro o epifanía, logra transportarse en el tiempo hacia París de mediados de los veintes. Este viaje soñado, en que el protagonista convive nada más ni nada menos con la crema y nata de la intelectualidad de la post guerra, servirá a la postre para descubrir el verdadero sentido de la vida: el viejo dicho “todo tiempo pasado fue mejor” es una regla eterna para todos aquellos que aún no descubren el amor verdadero. Gil comprobará, a través de la sensual Adriana de Burdeos, que la lucha por revivir el pasado es una especie de signo de infelicidad y de falta de autorrealización.
La película concluye, así, reivindicando el valor del presente como el tiempo en el que podemos hallar la felicidad verdadera.
Marion Cotillard, en su papel de Adriana de Burdeos, hará recapacitar a Gil Pender, interpretado solventemente por Owen Wilson
 Más allá del magnífico guión de Allen, es de resaltar el extraordinario valor histórico y cultural de la propuesta. Quienes nos deleitamos con la literatura y el arte en general, hemos gozado a más no poder con esta cinta que pone en la palestra quizá la etapa más fructífera de la literatura, la pintura, la escultura y la música de los últimos tres siglos.
Por otro lado, esta película nos ha invitado a echar un ojo a los próximos Globos de oro –el pre Óscar-, certamen en el que la obra de Allen compite –muy merecidamente, además- en un total de cuatro categorías: Mejor película, Mejor Dirección (Woody), Mejor Actor (Owen Wilson) y Mejor guión (el mismo Allen). La batalla ha comenzado.

jueves, 15 de septiembre de 2011

KIEDESCEPCIÓN

Algo no anduvo bien la noche de ayer -miércoles 14 de marzo- en el primer concierto que los Red Hot Chili Peppers ofrecieron en nuestro país ante 40 mil almas. El Estadio, perfecto; el público, rendido; el clima, ideal. Inclusive, un ojo amarillo intenso que parecía una luna vigilaba la noche desde lo alto del firmamento.

El guitarreo empezó como a las seis y media. No se puede exigir a una banda telonera que ponga a delirar a la muchedumbre, de modo que la performance de Foals estuvo muchos puntos por encima de lo que realmente esperaba la gente. Hasta que a las 9 y 10 p.m. aparecieron las siluetas de los cuatro ajíes gringos en el escenario. La ovación hizo temblar los vidrios de los palcos.

Kiedes: ¿héroe, patán o ambas cosas?
Los más fieles seguidores de la banda -entre los que me incluía hasta anoche- esperábamos que abrieran con By the way, que es una celebración de aquellos que hacen la cola para ver el show; sin embargo, Kiedes y compañía abrieron con The Kingdom of the roses, lo que amainó en cierto modo el éxtasis que muchos conteníamos. Luego, siguió una retahíla de temas del nuevo disco, donde se percibe nítidamente -bajo una mirada analítica, claro está- la escasa presencia del nuevo integrante, el joven guitarrista Josh Klinghoffer, con algún punteo o riff que permita olvidarnos del exiliado Frusciante aunque sea de mentira.

Otro delito: tocaron la balada Under the Bridge en cuarto o quinto lugar, como si se tratara de una canción más. Cuando llegaron por fin a Californication, se notó la precocidad de un Klinghoffer que jamás encontró en el diapazón los acordes del punteo. Debacle.

Nunca interpretaron Other side (delito de lesa humanidad), Scar Tissue ni The zephire song. También omitieron Paralell universe (malditos bastardos). Es cierto, el tour promociona el nuevo disco, pero ¿qué hay de quienes pagamos una entrada y nuestras ambiciosas expectativas? ¿No interesa para nada el espectador? A mí esto, francamente, me huele a estafa. ¿Qué otro aroma tiene para usted?

Y es que Kiedes piensa que el adjetivo "cholito" tiene un sentido despectivo y es aplicable a TODOS LOS PERUANOS. Se equivoca usted, señor Kiedes, crasamente. ¿Cómo pudo dejar fuera temas tan representativos de la banda? Yo le diré cómo. Es que usted no conoce a sus fanáticos peruanos. Cree usted que nosotros jugamos béisbol, o que bailamos tango o que premiamos a las mejores escuelas de samba cada febrero.

Le doy un consejo, señor Kiedes: no improvise el setlist en pleno concierto. Cada vez que terminaba una canción, usted se acercaba a Chad a ordenar el siguiente tema; se pasó toda la noche haciendo un concierto A SU MANERA y encima se retiró sin despedirse. El público lo esperó por algunos minutos, creyendo que usted tendría la decencia de volver y decir good bye. Pero, por lo visto, estaba usted muy apurado.

Me retiré del estadio con un resquemor en el ánimo. Me dieron ganas de patear algunos cerebros. Miré al cielo y no sé por qué se me antojó que la luna se reía. No sé, a esta hora, si seguiré siendo un Red Hot Chili Peppers fan anymore. See you soon.

lunes, 1 de agosto de 2011

Lo que el Metropolitano da a conocer acerca de los peruanos


Cualquier día útil de la semana, 7 a.m. Me encuentro en la Estación Central del Metropolitano -el servicio de buses más moderno de nuestra capital-, a la espera del Expreso Nº02 -el más rápido de todos- que me permitirá hacer el 90% del recorrido que separa a mi domicilio de la institución en la que trabajo.

Una larga cola conduce a la puerta central del bus. En eso, llega el Expreso y el gusano de gente se agita y avanza como un reptil en fuga; a tal punto que uno debe correr para evitar ser empujado por las decenas de pasajeros que pugnan por subir.
"Peruanísimos" haciendo cola

jueves, 30 de junio de 2011

ESTUDIO COMPARATIVO DE LAS ELECCIONES Y LA PRENSA

I. Delimitación del estudio

Los dos periodos que examinaremos son:

Elecciones presidenciales 2006, primera y segunda vuelta
Elecciones presidenciales 2011, primera y segunda vuelta

Centraremos nuestro análisis en el tratamiento de la información sobre la campaña electoral en dos periódicos: El Comercio y La República. No pretendemos contar todo lo ocurrido, sino tomar como punto de referencia los titulares aparecidos en ambos periódicos, la posición de algunas organizaciones no gubernamentales y de los propios partidos en torno al desarrollo de ambas campañas presidenciales. Al final, pretendemos sacar algunas conclusiones a la luz de la legislación vigente.

lunes, 16 de mayo de 2011

El gobierno de Velasco y la libertad de prensa

1. Introducción

El presente trabajo no pretende exponer toda la información existente acerca de la legislación sobre libertad de prensa entre los años 1968 y 1975 (periodo correspondiente al denominado Gobierno Revolucionario del General Juan Velasco Alvarado), sino más bien hacer un breve análisis de lo más saltante acerca de la normativa de la época y su repercusión en la sociedad peruana de entonces.

2. Breve análisis de las normas constitucionales estipuladas por la Carta Magna de 1933, relativas a la libertad de expresión y la libertad de prensa

Si bien es cierto no todas las reglamentaciones promulgadas durante el periodo del 68 al 75 hacen referencia explícita a los artículos constitucionales, vale destacar algunos contenidos en el título II, referido a las garantías constitucionales, lo que nos permitirá tener un esquema general de la tendencia que caracterizaba a las leyes de entonces.

lunes, 28 de febrero de 2011

Se hizo justicia, en parte

Diré poco sobre los detalles de la 83º Ceremonia Anual de los Premios Oscar 2011. Bastará con decir que se trató de una ceremonia ágil y sobria, en la que deslumbró la simpatía de Anne Hathaway para poner la nota de distinción a la velada. No hubo discursos incendiarios ni rimbombantes y un James Franco lucía medio "perdido" al frente de la gala.

Acerca de los premios, creo que dentro de lo que podríamos catalogar como "justo" están el Oscar a mejor edición para The Social Network (no podríamos negarle ese mérito a una película que transcurre a la velocidad de la luz, yuxtaponiendo en segundos escena tras escena hasta casi marearnos); Oscar a mejor actor y actriz de reparto para Christian Bale y Melissa Leo, respectivamente; así como la mejor dirección artística y diseño de vestuario para Alicia en el País de las Maravillas. 
Una ceremonia por demás discreta fue la que vimos este domingo 


viernes, 18 de febrero de 2011

The Inception: la gran promesa del Oscar

"¿Sabes qué puede ser más peligroso que un virus? Una idea", es una de las frases que nos deja esta megaproducción a cargo de Christopher Nolan y Emma Thomas, en la que se invirtió 160 millones de dólares. The Inception (o El origen, como la tradujeron en nuestras salas de cine) es una historia que combina acción policial, espionaje, drama y tecnología.

Desde el punto de vista de la producción, es una de las películas más complejas de los últimos años. Con locaciones en Tokyo, París, Marruecos y Reino Unido, la historia pone en escena una espléndida actuación de Leonardo Di Caprio, quien ya nos había dado campanadas de buen detective en Shutter Island. Leo interpreta a Dom Cobb, un ladrón de ideas, especialista en robar contenidos del subconciente de sus víctimas, penetrando en él a través del sueño. Dom, que ha perdido a sus esposa y a su familia debido a su inefable forma de ganarse la vida, deberá completar una última y casi imposible misión antes de recuperar su vida pasada.

True Grit: finalmente la búsqueda dio éxito

No se trata de una película grandiosa ni, mucho menos, de una superproducción. Pero, estimo, es de las que la gente -que me parece uno de los mejores termómetros- volverá a ver por segunda o tercera vez, sin duda.

Los hermanos Coen, responsables de esta pela, ya daban grandes visos de buenos realizadores desde Fargo (Oscar a mejor guión original en 1996), pasando por Sin lugar para los débiles (Oscar a mejor guión original, mejor director y mejor película en el 2007) o la más reciente A serious man (Candidata a Oscar por mejor guión original y mejor película en 2009). Joel e Ethan, hermanos de origen judío, son conocidos en los Estados Unidos por ser íconos del cine independiente.
Los hermanos Coen en acción, con Hailee Steinfeld, durante el rodaje de la película

viernes, 11 de febrero de 2011

Tres incómodos advenedizos aspiran al Oscar

¿Saben ustedes el significado del término "advenedizo"? En realidad, se trata de un vocablo polisémico, pero descartaremos el resto de sus acepciones, excepto la tercera, en la que significa "Persona que, sin empleo u oficio, va a establecerse en un país o en un pueblo".

Pues bien, como todos los años, he invertido largas horas nocturnas visionando (en segunda acepción) todas las películas que, según el criterio de la Academia de Ciencias y Artes Cinematográficas de Hollywood, merecen una nominación al Oscar a mejor película del año.

No negaré que la mayoría de ellas las conseguí en el mercado negro, pues el Perú no es precisamente un país privilegiadamente dotado de estrenos cinematográficos y esperar a que lleguen a las salas de cine significaría morirse lentamente de ansiedad.