martes, 28 de septiembre de 2010

PULLAS Y MENTIRILLAS

Vi anoche el debate de las dos principales candidatas a la Alcaldía de Lima, Susana Villarán y Lourdes Flores.
La primera, esbozando siempre esa sonrisita a veces socarrona, otras llena de patetismo (en suma, una sonrisa materna, jajaja...) hundió sobre la arena la bandera de las propuestas municipales, en temas de buen gobierno, seguridad ciudadana, políticas sociales, transporte y otros. En tanto tomaba la palabra su contrincante, la de la sonrisa torcida (y otras cosas más), descerrajaba todo tipo de verduguillos retóricos sobre Susana, de manera que el mencionado debate se fue convirtiendo con el transcurrir de los minutos en una contienda de Rocky versus Drago: ¡no hay dolor!, ¡no hay dolor!, ¡no hay dolor!


Lourdes Flores, sin más argumento que el de la refutación (porque su propia boca retorcida le ha jugado en contra por enémisa vez en comicios electorales), hizo gala de una lógica aristotélica con la cual consiguió por momentos hacer trizas -admitámoslo con hidalguía- varias de las propuestas de Susana Villarán, sobre todo aquella referida al tema del transporte ("menos unidades de transporte con la misma cantidad de buses en Lima"... ¡Cómo va a ser eso!).

Las pullas de Lourdes calaron, qué duda cabe, en una sensible Susana, lo cual se hizo evidente cuando ésta respondió: "tienen miedo de que una campaña de compromiso le esté ganando a la campaña del capital".

¿Se acabaron las propuestas de la oligarquía?
Por otra parte, nadie va a tragarse el cuento de Susana. ¿Asesores de primer nivel? Ja. Lima no necesita de asesores, señora láctea. Lima necesita un cambio verdadero, de raíz. Usted sabe que esas notitas que leyó durante el debate no contienen las soluciones reales para Lima. Usted sabe, muy en el fondo, que su gobierno será otro más en la larga lista de burgomaestres capitalinos. Porque, veamos: Usted no llega al poder sola. Usted tiene detrás a toda una camarilla de falconiformes a la que tendrá que rendir cuentas ni bien se deposite sobre el viejo sillón municipal.

En apariencia, Susana parece mejor opción, pero...
Y esa es la canción de siempre, el añejo villancico: llegar al poder y rendir cuentas a los acreedores. Esa es la clásica, desde los tiempos de Aspíllaga (Si no me creen, abran el librito de histeria. Jajajaja...).

 ¿Hasta cuándo seguiremos esperando lo que se nos debe?

Gracias por leer.

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