viernes, 18 de febrero de 2011

True Grit: finalmente la búsqueda dio éxito

No se trata de una película grandiosa ni, mucho menos, de una superproducción. Pero, estimo, es de las que la gente -que me parece uno de los mejores termómetros- volverá a ver por segunda o tercera vez, sin duda.

Los hermanos Coen, responsables de esta pela, ya daban grandes visos de buenos realizadores desde Fargo (Oscar a mejor guión original en 1996), pasando por Sin lugar para los débiles (Oscar a mejor guión original, mejor director y mejor película en el 2007) o la más reciente A serious man (Candidata a Oscar por mejor guión original y mejor película en 2009). Joel e Ethan, hermanos de origen judío, son conocidos en los Estados Unidos por ser íconos del cine independiente.
Los hermanos Coen en acción, con Hailee Steinfeld, durante el rodaje de la película
True Grit es mucho más que la historia de una niña que busca al asesino de su padre. Es una entretenida alegoría de cómo la vida nos pone a prueba, a veces muy temprano, y nos exige tremendos sacrificios para conquistar eso que los cristianos llaman "la justicia divina" y que los ateos conocemos simplemente como el derecho a reivindicarnos como dueños de nuestro propio destino.

Por la aridez de las primeras escenas, cuando uno la empieza a ver tiene la ligera sensación de que todo transcurrirá como en Mayor Dundee o The Unforgiven y que se pondrá más densa aun a medida que avanza. Sin embargo, los hermanos Coen se aseguraron de que este western con sabor a drama no solo llene la pantalla con una historia realista sino también que mantenga en vilo al espectador hasta el momento final.

Tienen en la película una enorme contribución, dicha sea la verdad, las actuaciones geniales de Jeff Bridges (muchos no olvidamos su participación en Blown Away, 1994), Matt Damon (creo que no es necesario elogiar sus pininos en Good will hunting o la impactante caracterización que hizo  de Jason Bourne en Identidad desconocida) y, sobre todo, de la novata Hailee Steinfeld, quien personifica a Mattie Ross, la niña de catorce años que busca tenazmente  capturar al asesino de su padre, un malhechor llamado Tom Chaney.

True Grit no deja ninguna deuda pendiente en cuanto al trabajo de planos. La niña jamás queda minimizada por la talla de los demás personajes y los realizadores se las arreglan como para que sus líneas la encumbren como si se tratara de una mujer adulta y decidida, casi poseída por una contenida pasión diabólica.

En cuanto al personaje desarrollado por Bridges, Rooster Cogburn, hay que decir que nunca en la historia del cine ha sido sencillo personificar a un vaquero. La razón principal es la peculiar forma que tiene esta gente de hablar: nunca abren completamente la boca, a pesar de lo cual dicen las cosas como cantando. Trate usted de cantar un vals masticando una gran bola de lana y entenderá lo que le digo. Heath Ledger superó este reto con creces en Brokeback mountain y Bridges hace lo mismo en la cinta de los Coen, agregándole, además, ese plus que solo han logrado amasar los vaqueros viejos a lo largo de  decenas de duelos cinematográficos.

Jeff Bridges, como el desgastado Rooster Cogburn, vigilando a la jefa
En suma, True Grit es una de esas producciones que sí merecen ocupar una candidatura para el Oscar, pase lo que pase en la ceremonia. No importa que pierda en todas las nominaciones (pelea por mejor película, mejor director, mejor actor, mejor actriz de reparto, mejor guión adaptado, mejor fotografía, mejor dirección artística, mejor diseño de vestuario, mejor sonido y mejor edición de sonido), el espectador siempre estará reclamándola en los canales de cable o en la tienda de videos.

Steinfeld, como Mattie. Dará mucho de que hablar después de esta cinta

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